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La esclerosis tiene como fundamento inducir la fibrosis de las venas tratadas, es decir, convertirlas en un resto cicatrizal despues de haber conseguido la coagulación del vaso.
La escleroterapia puede dividirse en dos grandes grupos:

  • Escleroterapia mediante sustancias químicas o escleroterapia clásica.

  • Escleroterapia mediante láser o fuentes de luz, tambien llamada fotoesclerosis.

Escleroterapia química de varices
Es una de las técnicas más eficaces para el tratamiento de varices. Consiste en la inyección de una sustancia esclerosante dentro de una vena varicosa para lesionar e irritar su pared interna. La vena se convierte en un cordón fibroso que es reabsorbido poco a poco.

Requiere una exploración del paciente de pie, para determinar los trayectos venosos a esclerosar. Es importante palpar estas venas para hacerse una idea más clara de su trayectoria y consistencia. Una vez terminada la sesión, se coloca un sistema comprensivo durante cinco o seis días que facilite el vaciamiento venoso y evite inflamaciones

Fotoesclerosis de varices
Se basa en el principio de la fototermólisis, por el cual la energía del láser (luz), la absorbe la sangre de la variz en forma de calor, dañando el vaso pero no los tejidos vecinos consiguiéndose de esta manera la oclusión y posterior desaparición del vaso. Es una técnica muy segura con efectos indeseables escasos. No hay pigmentación por coágulo o salida de sangre y puede llegar a vasos de difícil acceso para la esclerosis. Muy recomendable en pacientes con miedo a la agujas, por su aplicación clínica muy sencilla. Además no tiene límite de dosis, se pueden esclerosar varias zonas o una zona amplia en una sesión. Precisa enfriamiento y/o hidratación para no dañar la piel durante y tras la aplicación. Se debe tener en cuenta el color de la piel, ya que la melanina influye en la penetrabilidad de la energía.

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